quarta-feira, 7 de março de 2007

¿Cómo entendemos la educación?. Volviendo a las OFI, por aquellos años, se dijo, se escribió, que “por educación entendemos el proceso por el que la persona humana física o moral se supera a si misma, se autotrasciende cada vez más. Hablamos de un proceso. Este arranca de la mera percepción de los sentidos, de los sentimientos o de la imaginación y lleva a la persona misma a preguntarse por su significado, a descubrirlo y a afirmarlo, a confrontar la verdad de su afirmación con un conjunto de valores ante los que discierne y decide hasta culminar en una acción, con que libre y amorosamente se compromete consigo misma y con otros. “Creo poder afirmar que en este texto en el ITESO por primera vez en México se asume una postura ante la educación inspirada en una antropología fundamental filosófica en aquellos tiempos en proceso de gestación. Son ideas inspiradas en un autor, que para estas fechas a caminado largamente por los jardines, los corredores y el campus de el ITESO: Bernard Lonergan. Esta forma de entender la educación, esta manera de concebir al ser humano en un proceso continuo de actualización de su capacidad de perfeccionamiento de un modo intencionado y libre, nos debe guiar al ubicar el objeto de nuestra educación. Pero al mismo tiempo necesitamos explícitar y entendernos sobre el significado de la paz. En una primera aproximación, es lo contrario de la guerra. Las definiciones sobre la guerra son múltiples. Hay quien las ha llamado “un modo distinto de continuar la política”. Hay quien la concibe como un recurso indispensable en la coexistencia entre grupos humanos distintos. Indudablemente desde la explosión de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki el significado de la guerra adquirió dimensiones inéditas. Fue ese descubrimiento de la capacidad ilimitada de destruir lo que llevó a Pablo VI a pronunciar ante la organización de las Naciones Unidas en 1965, durante la celebración del segundo Concilio Ecuménico Vaticano, aquella expresión: “nunca más la guerra”. Y fue también en el debate del Concilio, justo en el apogeo de la guerra de Vietnam, en donde se debatió entre los 2,300 Obispos, la idea de declarar la guerra, toda guerra, como intrinsecamente inmoral.

Sin embargo esta aproximación al significado de la paz como opuesta a la guerra es insuficiente. En los mismos documentos del Concilio y como fruto de una reflexión secular, se entiende la paz, no sólo como la ausencia de la guerra, sino como el fruto de la justicia. Ya Juan XXIII, acuño aquella expresión:”el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”, fruto de la reflexión madura del concilio. Es un giro adicional en la comprensión de la paz. Puesto que la justicia es el mínimo que se puede exigir en la convivencia entre seres humanos, hay que pensar más allá. Y más allá de la justicia esta el tipo de relación entre los seres humanos que calificamos como afecto, como amor, como caridad. Este sería el significado pleno de termino PAZ.


Luis Morfín López, S.J.


Sobre a proveniencia deste artigo consultar:

http://orbita.starmedia.com/~corrales81/ITESO.html

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